Introducción
Tengo la profunda certeza de que estamos en una época de transición en la historia de la evolución humana.
Hay en el mundo múltiples indicadores perceptibles a nuestros cinco sentidos de esto: calentamiento global, grandes poblaciones sufriendo pobreza extrema, otros tantos millones de personas sufriendo enfermedades (entre las que contemplo estrés, ansiedad, depresión… en los países que se hacen llamar «desarrollados»).
Nuestros viejos patrones ya no son sostenibles.
Cambio de era
Estamos pasando de la que yo llamo Era de la Supervivencia a la Era del Cuidado.
La Era de la Supervivencia consistió, como la palabra dice, en sobrevivir: tener muchos hijos, que ayudaran a las familias a trabajar el campo para obtener comida, construir casas y resto de infraestructuras y maquinaria. Consistió en aprender a protegernos de otras especies que pudieran suponer una amenaza para nuestra supervivencia. Consistió incluso en protegernos unos de otros, por considerarse los pueblos amenazas entre sí. Por no identificarse como una única humanidad.
Actualmente la supervivencia humana está asegurada, a excepción de por una causa mayor, pero contra eso no podemos hacer nada. Así que ahora toca cuidarnos, y cuidar lo que nos rodea.
A esta nueva Era del Cuidado hemos llegado con heridas, la Era de la Supervivencia fue muy dura para nuestros cuerpos y nuestras almas. Nuestra primera y profunda tarea inicial debe ser sanar estas heridas, heridas que venimos arrastrando a lo largo de generaciones o quizás producidas durante la infancia, y que de forma inconsciente nos limitan actualmente. Y a partir de aquí, el siguiente paso debe ser descubrir y sacar a la luz nuestras potencialidades.
Ya existen las infraestructuras. Ahora toca optimizar procesos, eliminando el ego de todas las ecuaciones.
He sentido la necesidad de crear este site para acompañar a las personas que sientan esto, al igual que lo siento yo. Y compartir a través de este medio el camino que he ido recorriendo, y a lo largo del que he ido transformando antiguos y heredados hábitos, creencias y prácticas, en otros que resuenan como verdaderos dentro de mi.
Invito y ruego a todo el que decida darme la mano que no de nada por sentado, que contraste todo lo nuevo que aquí se presenta con su propio sentir, que se siente en silencio y detecte si cualquier nueva creencia, hábito o práctica resuena como verdad dentro de sí, o no. Que experimente, y sienta. Que siga su propio instinto, corazonada, lógica. Y que sólo integre aquello que resuene con su ser.
En realidad hago extensible este consejo a todo en la vida. Es lo que yo misma hago con todo lo nuevo que se me presenta.
Patriarcado y Empoderamiento Femenino
En la Era de la Supervivencia fue vital para la supervivencia el sistema patriarcal. Fue la forma más eficiente de organizarse en tiempos en que el ecosistema era hostil para la especie humana.
Se habla mucho de que las mujeres somos las grandes víctimas del sistema patriarcal. Pero los hombres también lo son.
Los hombres también son víctimas, porque sobre ellos cae la responsabilidad de mantener un hogar. La obligación de ser fuertes todo el tiempo. Sin permitirse un segundo de debilidad, sin permitirse llorar, estar triste… algo tan necesario. Que si la naturaleza nos ha provisto a todos de lágrimas digo yo que será por algo.
Todos somos víctimas de unos patrones que fueron muy útiles en su día, pero que ya están obsoletos y nos hacen daño.
En el caso de la mujer, y dada la fuerte represión sufrida en la era anterior, es necesario su empoderamiento.
La Era del Cuidado necesita que las mujeres con mucha fuerza retomen su camino para que ayuden a otras mujeres a empoderarse, es decir, a escucharse y a apostar por todo eso que vislumbran, dándole importancia y no descartándolo por ser diferente a todo eso que hay ahora ahí afuera, mayormente influenciado por energía masculina desmesurada. Este empoderamiento femenino no implica que la mujer se coloque por encima del hombre, sino a su mismo nivel interactuando sanamente.
Y de esta esta forma encontraremos el equilibrio, que es siempre el estado óptimo.
Doy a conocer en este apartado a personas que ayudan con su trabajo al equilibrio entre las energías masculina y femenina, ambas presentes en todo individuo, con mayor o menor intensidad, e independientemente de su género.
Rous Baltrons
¿Qué hace?
Ayuda a mujeres a desarrollar una nueva forma de empoderamiento a través de la danza.
Iniciación en el uso de los aceites esenciales.
¿Cómo se ofrece?
A través de formación online y encuentros presenciales en Gerona.
Link: https://rousbaltrons.com/
Benjo Podlech
¿Qué hace?
Apoya a mujeres y hombres a comprender e integrar la energía masculina más allá del patriarcado.
¿Cómo se ofrece?
A través de terapias individuales y talleres online.
Link: https://benjopodlech.com/
Estrategia del rebaño
En la Era de la Supervivencia fue vital para la supervivencia la estrategia del rebaño.
Consistía en que unos pocos pensaban, unos pocos decidían, unos pocos se arriesgaban por el bien común, para salvaguardar la supervivencia del grupo. Eran estructuras de jerarquías muy rígidas, en las que unos pocos actuaban para asegurar la supervivencia de la mayoría , que mantenían una actitud subordinada.
Esta estrategia fue muy útil en ese entonces, dada la hostilidad de los ecosistemas en que tuvimos que sobrevivir, y los escasos medios materiales con que contaba la humanidad con respecto a los actuales. Pero a día de hoy este antiguo patrón nos está haciendo mucho daño.
De forma inconsciente, la mayoría tenemos integrada la actitud de oveja del rebaño: Esperamos que los políticos nos salven, nos enfadamos si retiran subvenciones o suben impuestos. Tenemos la esperanza de «encontrar el amor» y que esa nueva pareja nos libere de nuestra insoportable cotidianidad.
Ser una ovejita es muy cómodo. No tienes que tomar decisiones. No te responsabilizas de nada. Y si algo sale mal, la culpa es del pastor.
Es hora de ejercer nuestra libertad, esa que tantos siglos de evolución nos ha costado. Ejercer tu libertad requiere de coraje. Porque te responsabilizas de ti mismo. Porque ya no le puedes echar la culpa a nadie de todas tus desgracias.
Es época de que las ovejitas nos convirtamos en pastores, no pastores de otros, sino en pastores de nosotros mismos. Y el primer paso en el ejercicio de esta libertad es cuidarnos.
Sanemos nuestras heridas, y a partir de ahí, a trabajar para descubrir y dar a luz nuestras potencialidades.