
Me llamo Hirahi de los Ángeles Hernández Hernández. Soy un ser humano con muchas inquietudes y en constante cambio.
No voy a ponerme ninguna etiqueta más. Las etiquetas limitan.
Porque si te sales de la definición de tu etiqueta, de pronto se te considera un hipócrita y toda tu historia se pone en duda. Pero a la gente le gusta que todo tenga etiquetas. Así están tranquilos, porque se mueven en un entorno controlado y seguro. Para liberarse de esa necesidad de control hay que aprender a confiar.
Soy lo que me apetece ser en cada momento, ¿no debería ser esa la simple finalidad de nuestra vida?
Intento hacer lo que me apetece hacer en cada momento, respetando las libertades de los demás, y dentro de mis limitaciones, que a su vez voy intentando superar.
Siempre me han interesado la ciencia y la tecnología.
De niña tenía una inquietud muy curiosa, pensaba: «Y si de repente se mueren todos los que saben fabricar una tele, ¿cómo vamos a fabricar teles?… Y si de repente se mueren todos los adultos, ¿cómo vamos a vivir a partir de entonces? ¿En árboles, comiendo sólo frutas y verduras?»
Y me interesé por entender cómo funcionaban las cosas. Ahora sigo sin saber fabricar una tele, pero ya no me parece tan mala idea vivir en árboles y alimentarme sólo de frutas y verduras.
Desde hace unos años se ha empezado a despertar el interés en mi por lo que no es lógico, por lo intuitivo, por las corazonadas. Por lo imperceptible a nuestros cinco sentidos.
Pienso que lo lógico y lo intuitivo deben ir de la mano.
La propia ciencia corrobora que el ser humano percibe visualmente un rango limitado de frecuencias, y lo mismo acústicamente. Entonces, ¿por qué tanto empeño sobre todo en el mundo occidental a guiarnos únicamente por el raciocinio, por lo demostrable a nuestros cinco sentidos? Nuestra historia es la prueba de que esto no funciona.
Creo que el gran reto de estos tiempos venideros es encontrar el equilibrio entre lógica, corazón e intuición. Y que debemos ocuparnos de encontrar este equilibro cada uno de nosotros, individualmente. Y de esta forma, se hará extensible a familias, organizaciones, sociedades… y la humanidad.