Sólo existe el amor

Durante muchos años pensé que el amor era uno de entre muchos sentimientos y emociones posibles en el ser humano. Existían el amor, la tristeza, el rencor, la ira, la alegría, la rabia, la felicidad… Que todos ellos eran de diferente naturaleza, y que unos eran buenos y otros malos. La felicidad, la alegría y el amor eran buenos. Otros como la rabia, la ira, el rencor y la tristeza eran malos.

Y que para estar bien había que intentar sentir todo el tiempo los sentimientos y emociones buenos, y evitar sentimientos y emociones malos. Incluso rodearse de gente que esté constantemente alegre y alejarse de gente triste.

Hace algunos años simplifiqué este modelo: Sólo existían para mi entender el amor y el odio. El amor abarcaba todos los sentimientos y emociones buenos y el odio recogía todos los sentimientos y emociones malos. Todos los sentimientos y emociones buenos tenían una base amorosa y la causa original de todos los sentimientos y emociones malos era el odio. Y había personas mayormente buenas y personas mayormente malas.

Tras un tiempo me di cuenta de que en realidad no existe la gente mala, sino gente con miedo. Una persona reacciona con agresividad cuando se siente amenazada. Una persona explota al prójimo cuando siente miedo de ser ella la explotada. Y volví a modificar mi modelo: Esta vez sólo existían el amor y el miedo, su opuesto.

Hace unos meses tuve una conversación un amigo.

Amigo: «Yo no mato nunca a ningún ser vivo.»

Yo: «Yo era igual que tú. Vivía en el campo y frecuentemente había alguna araña, mosquito o algún insecto inofensivo en casa, con los que convivíamos. Hasta que un día nació mi hija. A partir de ese momento, los únicos seres vivos en la casa fuimos los seres humanos de la familia.»

Y fue entonces cuando me di cuenta de que el miedo también es una forma de amor. Una forma de amor contraída, tensa y densa, según definió Jeff Foster. En este caso, amor hacia mi hija. Y fue por ello que hace unos pocos meses simplifiqué al máximo mi modelo: Sólo existe el amor.

El amor es la unidad básica y única de los sentimientos y emociones. Y a partir de ella se construyen todos los demás.

El amor es como una pieza de Lego. Con muchas piezas de Lego puedes construir aleatoriamente estructuras más complejas. Estas estructuras complejas son el resto de sentimientos y emociones.

No existe por lo tanto gente buena ni gente mala, existe gente llena de AMOR, que se manifiesta de diferentes formas.

Pienso que nuestra tarea principal para avanzar en nuestro crecimiento consiste en deconstruir estas estructuras complejas. Transformarlo todo simplemente en AMOR, es nuestro maravilloso poder.

Y la forma de deconstruir un sentimiento o emoción complejo en amor es abrazándolo, permitiéndonos sentirlo. De la misma forma que un terrón de azúcar se diluye poco a poco en contacto con leche caliente. Permitamos que estas estructuras complejas se diluyan en nosotros, dándoles calor, acogiéndolas, escuchándolas, sintiéndolas.

Y de esta forma llegaremos a sentir, ver, entender las piezas de AMOR con las que inicialmente fueron construidas.

Y de esta forma, estos sentimientos o emociones complejos se transformarán simplemente, en AMOR.

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